Hoy vamos a charlar
de un clásico que muchos conocemos por las pelis, pero que en realidad esconde
un viaje fascinante: "El Hobbit". Sí, esa historia de hobbits,
dragones y un anillo, que pasó de ser un cuento para niños a la primera piedra
de una de las trilogías cinematográficas más épicas de la historia. ¿Cómo se
llegó de la casita de Bilbo Bolsón a tres peliculones de varias horas? ¡Vamos a
desgranarlo!
El Origen: Un
Cuento de Hadas con Barba
Tenemos que
remontarnos a 1937, cuando un tal J.R.R. Tolkien, profesor de Oxford y
un friki de los idiomas antiguos, publicó "El Hobbit". Pero ojo, no
lo escribió pensando en una saga que vendería millones, sino para sus propios
hijos. Era un cuento de aventuras, más ligero que lo que vendría después, con
un tono casi de fábula.
La historia es
sencilla: Bilbo Bolsón, un hobbit hogareño y al que no le van los líos,
se ve envuelto en una aventura con un mago (Gandalf, ¡claro!) y una banda de
enanos que quieren recuperar su tesoro, robado por un dragón llamado Smaug. En
el camino, Bilbo descubre un anillo mágico, y aquí, amigos, es donde la
historia se pone interesante.
En este primer libro,
el anillo no es el centro de todo el mal del universo. Es un objeto de poder,
sí, pero su verdadera oscuridad aún no había sido revelada. El tono es más
optimista, más humorístico, y la aventura es más una excusa para que Bilbo salga
de su zona de confort y se descubra a sí mismo.
El Salto: De
"El Hobbit" a la "Tierra Media"
La cosa es que
"El Hobbit" fue un exitazo. Tanto, que los editores le pidieron a
Tolkien que escribiera más. Y él, ni corto ni perezoso, se puso manos a la obra
con algo que se convertiría en "El Señor de los Anillos". Fue
aquí donde la Tierra Media cobró vida de verdad, con su historia, sus lenguas,
sus razas y, sobre todo, con la historia del Anillo Único, que pasó de ser un
simple objeto mágico a la fuente de todo el mal de Sauron.
Esto hizo que
"El Hobbit" cambiara de estatus. De ser un cuento infantil, pasó a
ser la precuela, el punto de partida de algo mucho más grande y oscuro. De
repente, la aventura de Bilbo adquirió un peso y una relevancia que ni el
propio Tolkien había imaginado al principio. El anillo ya no era un chisme
chulo, ¡era una amenaza mundial!
La
Mega-Adaptación: De Libro Pequeño a Tres Peliculones
Y llegamos a la época
moderna, con Peter Jackson y su ambición desmedida (en el buen sentido).
Después de petarlo con la trilogía de "El Señor de los Anillos", la
gente esperaba con ansia la adaptación de "El Hobbit". Pero claro,
¿cómo convertir un libro de apenas 300 páginas (bastante más ligero en tono y
trama que los otros) en tres películas de tres horas cada una?
Pues... metiendo más
chicha. Jackson y su equipo tiraron de apéndices de "El Señor de los
Anillos", crearon personajes que apenas se mencionaban, añadieron escenas
de acción, romance (¡Tauriel, eh!) y expandieron la amenaza de Sauron, que en
el libro de "El Hobbit" es más bien un rumor lejano. Querían que la
precuela tuviera el mismo tono épico y oscuro de la trilogía original.
Esto, obviamente,
dividió a los fans. Unos decían: "¡Genial, más Tierra Media!". Otros:
"¡Se han inventado cosas y han estirado el chicle!". La verdad es que
las películas de "El Hobbit" son visualmente espectaculares, y tienen
momentazos (Benedict Cumberbatch como Smaug, por favor). Pero sí, se sienten
diferentes al libro, más grandilocuentes y con un ritmo más lento.
El Legado: Un
Viaje que Sigue Cautivando
Al final, lo
fascinante de "El Hobbit" es ver cómo una pequeña historia de
aventura y crecimiento personal se convirtió en el punto de partida de un
universo literario y cinematográfico que ha marcado a generaciones. Es la
prueba de que, a veces, las grandes historias nacen de las ideas más simples y
crecen hasta límites insospechados.
Ya sea que prefieras
el encanto sencillo del libro, la épica desatada de las películas, o la visión
global de la Tierra Media, "El Hobbit" sigue siendo un viaje que
merece la pena emprender. Te enseña que hasta el más pequeño puede cambiar el curso
de la historia y que las mayores aventuras a menudo empiezan en la puerta de tu
propia casa.
Así que, ¿tú eres más
de leer el libro o de ver las pelis? ¿Crees que las películas estiraron
demasiado la historia? ¡Cuéntame en los comentarios!
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