¡Hola despistados y despistadas! Hoy
vamos a meternos en un berenjenal, pero de los buenos. ¿Alguna vez habéis
querido leer a Dostoievski pero os da un poco de miedo ese nombre tan largo y
esas novelas que parecen ladrillos? ¡Tranquilos! Es normal. Fedor Mijáilovich
Dostoievski es uno de esos autores que impone, como un profe de mates muy
serio, pero os prometo que, una vez que le pillas el truco, es una pasada. Es
como el psicólogo del alma rusa, pero en versión novela.
Si os digo la verdad,
a mí me pasó. Empecé con "Crimen y Castigo" y me sentí un poco como
Raskólnikov, el prota, medio perdido y delirando. Pero poco a poco, fui
pillándole el gustillo y, creedme, merece la pena. Así que, si queréis
adentraros en este laberinto ruso sin acabar como un personaje más de sus
libros, aquí os dejo una guía para principiantes.
¿Por qué leer a
Dostoievski? (Más allá de que "queda bien")
Mira, no te voy a
engañar, no es lectura de playa. Pero es un autor que te vuela la cabeza. ¿Por
qué?
- Te mete en la psique humana hasta la médula:
Nadie como él para explorar las profundidades de la mente. Sus personajes
están rotos, atormentados, llenos de contradicciones. Te sientes tan
dentro de sus cabezas que acabas entendiendo (o al menos intentándolo) por
qué hacen las barbaridades que hacen.
- Filosofía de la buena, sin aburrirte:
Cuestiona la moral, la religión, la existencia del mal, el libre
albedrío... Y lo hace a través de historias que te enganchan, no con
rollos abstractos.
- Drama del bueno: Sus novelas están llenas de
intriga, pasiones desatadas, crímenes, redención... Son culebrones rusos,
pero elevados a la máxima potencia.
Por dónde empezar:
¡No te tires de cabeza a lo más gordo!
Aquí viene el truco.
No todo Dostoievski es igual de denso. Para empezar con buen pie, te recomiendo
estas:
- "Apuntes del Subsuelo" (1864): Si
quieres algo más cortito y que te dé una buena dosis de su rollo
existencialista, esta es tu novela. Es un monólogo de un tipo amargado y
resentido, pero súper inteligente, que te hace pensar un montón. Es la
puerta de entrada perfecta a su universo mental.
- "El Jugador" (1866): Esta la
escribió en un pispás para saldar deudas (literalmente, la tenía que
entregar en un mes). Y se nota en el ritmo, que es mucho más ágil. La
historia de un tipo adicto al juego y sus líos amorosos te enganchará sin
remedio. Es más accesible y menos "profunda" en el sentido
filosófico puro, pero no por ello menos interesante.
- "Noches Blancas" (1848): Si buscas
algo más romántico y melancólico, esta es una joyita. Una novela corta
sobre un soñador solitario y un encuentro fugaz en San Petersburgo. Es
preciosa y te deja con un sabor agridulce que te durará días.
¿Y si ya me he
enganchado? ¡Entonces a por las gordas!
Una vez que le hayas
pillado el gustillo, es hora de enfrentarse a los pesos pesados:
- "Crimen y Castigo" (1866): La más
famosa, y con razón. La historia de Raskólnikov, un estudiante pobre que
cree que puede justificar un asesinato. Es un thriller psicológico que te
dejará sin aliento. Aquí ya te metes de lleno en la culpa, el castigo y la
redención.
- "Los Hermanos Karamazov" (1880):
Su obra cumbre, su testamento literario. Es una novela enorme, con
personajes increíbles y debates filosóficos a saco (la fe, la razón, la
moral...). Si superas las primeras cien páginas, te prometo que no podrás
soltarla. Es un viaje épico.
Consejos extra
para no perderte en el frío ruso:
- No te agobies con los nombres: Los rusos
tienen mil nombres y diminutivos para cada personaje. No te rayes. Con que
sepas quién es quién más o menos, vas bien.
- Tómate tu tiempo: No son libros para leer
rápido. Disfrútalos, piénsalos, déjate llevar por la atmósfera.
- Busca ediciones con buenas traducciones:
Esto es clave. Una buena traducción te facilita mucho la vida.
- No esperes finales felices: Dostoievski es
un maestro de la tragedia y el sufrimiento. No esperes arcoíris al final
del camino.
En resumen, darle una
oportunidad a Dostoievski es meterse en un mundo complejo, a veces oscuro, pero
increíblemente gratificante. Te hace pensar, te hace sentir y, sobre todo, te
hace entender un poco mejor lo jodida y maravillosa que es la naturaleza humana.
Así que, ¿te animas a
perderte (y encontrarte) en el laberinto ruso? ¡Cuéntame qué te parece si te
lanzas!
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