A ver, si hay una obra de teatro que te pone los pelos de
punta y te hace pensar en lo fácil que es que la gente se vuelva loca
colectivamente, esa es Las Brujas de Salem (o The Crucible
en inglés) de Arthur Miller. No es solo un drama histórico sobre unos juicios
de brujas en el siglo XVII; es un espejo que Miller usó para contarnos una
historia mucho más cercana y, lo que es peor, ¡una que se repite una y otra vez
en nuestra propia época!
Viaje al Pasado: Salem y la Guerra Fría (¡Menuda
Conexión!)
Para pillar bien la obra, hay que entender dos momentos
históricos clave:
- Los
Juicios de Salem (1692-1693): Imagina un pueblito puritano en Nueva
Inglaterra, superreligioso y con miedo a todo lo que se saliera de la
norma. Unas chicas jóvenes empiezan a tener "ataques" y a acusar
a la gente de brujería. La cosa se descontrola: la histeria se apodera del
pueblo, la gente se acusa mutuamente por rencores personales, por miedo o
por fanatismo religioso. Al final, un montón de personas inocentes fueron
encarceladas y veinte fueron ejecutadas (muchas ahorcadas, una
aplastada) por el "crimen" de ser brujas. Fue una locura
colectiva, una mancha negra en la historia de Estados Unidos, donde el
miedo y la superstición vencieron a la razón.
- El
Macartismo y la "Caza de Brujas Roja" (años 50 en EE. UU.):
Aquí es donde entra Arthur Miller. Después de la Segunda Guerra Mundial,
Estados Unidos y la Unión Soviética se enzarzaron en la Guerra Fría. El
miedo al comunismo era bestial. Un senador llamado Joseph McCarthy
lideró una "caza de brujas" política: acusaba a gente sin
pruebas, los forzaba a "confesar" sus supuestas simpatías
comunistas y a delatar a otros. Artistas, intelectuales, funcionarios...
un montón de gente perdió sus trabajos, sus reputaciones e incluso fueron
a la cárcel. La gente tenía pánico a ser señalada, así que muchos
"confesaban" o señalaban a otros para salvarse el pellejo.
Miller, que fue investigado y no se mordió la lengua, vio un paralelismo
escalofriante entre lo que pasaba en su época y los juicios de Salem. Y
así nació la obra.
La Obra y sus Adaptaciones: ¿Cómo Nos la Han Contado?
Las Brujas de Salem es una obra maestra porque es una
alegoría política brutal. Miller no solo critica el macartismo; critica
cualquier situación donde el miedo se usa para oprimir, donde se sacrifican
vidas por intereses políticos o ideológicos, y donde la verdad se retuerce
hasta desaparecer.
- El
libro (la obra de teatro): Es intenso, lleno de diálogos potentes y
personajes complejos. Te hace sentir la claustrofobia, el miedo y la
desesperación de los acusados. La figura de John Proctor, el
protagonista que lucha por su integridad en un mundo de mentiras, es el
corazón de la obra.
- Adaptación
cinematográfica (1996, con Daniel Day-Lewis y Winona Ryder): Esta
película es muy buena, y captura la esencia de la obra. Daniel Day-Lewis
borda a John Proctor, con esa lucha interna tan característica. La
ambientación es brutal, te transporta a esa época oscura. La película,
aunque bien recibida, quizás llegó en un momento donde el macartismo no
era tan "candente" en la memoria colectiva, pero sirvió para
recordar esos peligros. La presencia de Arthur Miller como guionista
fue clave para mantener la fidelidad al espíritu de su texto original.
El Eco Eterno: Las Brujas de Salem en el Siglo XXI
Lo más escalofriante de Las Brujas de Salem es que,
aunque pasen los años, su mensaje sigue siendo más actual que nunca. Cada vez
que hay un momento de histeria colectiva, de polarización extrema o de linchamiento
público, la sombra de Salem y el macartismo vuelve a aparecer:
- La
"cultura de la cancelación": Hoy en día, una persona puede
ser "cancelada" (es decir, ver su reputación y carrera
destrozadas) por una acusación, a veces sin pruebas, por una opinión impopular
o por un error del pasado. Las redes sociales actúan como la plaza del
pueblo de Salem, donde la turba virtual decide el destino. No hay juicios
formales, pero el veredicto público puede ser igual de devastador.
- Las
fake news y las teorías de la conspiración: La facilidad con la
que la desinformación y las teorías conspirativas (como las de QAnon o
ciertas ideas antivacunas) se extienden y hacen que la gente crea cosas
sin pruebas sólidas, tiene un paralelismo con la credulidad de los
puritanos ante las acusaciones de brujería. El miedo y la desconfianza en
las instituciones son caldo de cultivo para estas "nuevas
brujas".
- Polarización
política y moral: En muchos países, la sociedad está tan polarizada
que se demoniza al que piensa diferente. Se crean "bandos"
irreconciliables, y el diálogo se vuelve imposible. Se busca al
"enemigo" interno, al "traidor", y se le señala sin
piedad, tal como ocurría en Salem o en la época del macartismo.
Nuevas "Cazas de Brujas": La Obra
Reinterpretada
Las Brujas de Salem ha sido reinterpretada de mil
formas para reflejar estas nuevas "cazas de brujas":
- En
la educación: Se usa para enseñar a los jóvenes sobre el pensamiento
crítico, los peligros del fanatismo y la importancia de defender la
verdad, incluso cuando es impopular.
- En
el activismo: Grupos que luchan contra la desinformación o la
injusticia social a menudo citan la obra para denunciar situaciones
actuales donde se persigue a la gente por sus ideas o por su identidad.
- En
otras adaptaciones: Aunque no haya películas directas
"modernas", la esencia de la obra se ve en películas y series
que abordan temas de linchamiento, histeria y "cancelación"
(como algunas temporadas de Black Mirror o dramas sobre la vida en
redes sociales).
En definitiva, Las Brujas de Salem no es solo un
libro de historia. Es una alarma constante que nos recuerda lo frágil
que es la razón frente al miedo colectivo y lo fácil que es que la gente buena
se convierta en una turba peligrosa. Leerla (o verla) es un ejercicio necesario
para entender que la historia, si no estamos atentos, tiene una costumbre muy
fea de repetirse. Y ahora, ¿a ti qué "caza de brujas" actual te viene
a la mente al pensar en esta obra?
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